Por Alfredo Guevara

Por tratarse de una acción que se comete al interior de los hogares, en donde difícilmente alguien puede intervenir para evitar una agresión física o verbal, la violencia familiar es el único delito que desafortunadamente no tiende a la baja de las estadísticas en materia de seguridad pública.

La directora del Instituto de las Mujeres en Tamaulipas Diana Luz Gutiérrez González consideró lamentable que en ese tipo de delitos al interior de las viviendas, el padre de familia sea el principal agresor de la mujer, al ejercer un tipo de violencia que en ocasiones no solo es física.

Al exponer que cualquier tipo de violencia contra la mujer no es normal y debe ser denunciada en los puntos rosas o casas violenta que el Instituto tiene en diferentes municipios, expuso que la agresión no siempre es física y en ocasiones va desde el simple hecho de correr a la mujer de la casa, gritarle y otra serie de factores.

En el peor de los casos, estableció que hay varones que de una u otra forma no aceptan que son agresivos y tienen la idea de que, lo que hacen, está bien y es parte de la rutina que se vive al interior de las familias.

Destacó que las casas violetas o puntos rosas en diferentes municipios de la entidad, han permitido atender a por lo menos 870 mujeres que han sido golpeadas o agredidas físicamente por varones, que de no existir ese tipo de lugares del Instituto, algunas de ellas pudieron haber perdido la vida.

Gutiérrez González dio a conocer un caso registrado en el municipio de Reynosa, donde una mujer fue extremadamente golpeada por su propio hermano, al grado de que la dejó tirada en el piso y malherida después de la agresión física.

Y aunque el hermano de la mujer agredida se dice protegido por la empresa donde presta sus servicios, estableció que el Instituto le está brindando apoyo a la fémina que fue agredida y dando seguimiento legal, para que sea sancionado como lo establece la ley.

La titular del Instituto de la Mujer en Tamaulipas exhortó a las féminas que sufren de violencia de género o sean sujetas de agresiones físicas o de otro tipo al interior del hogar, acercarse a los denominados puntos rosas o casas violeta, a efecto que sean atendidas, reciban orientación, asesoría y capacitación para salir adelante.

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