Por: Arnoldo García
Tan solo en la Ciudad de Reynosa el número de migrantes deportados se ha elevado a 25 mil y podría incrementarse aún más en caso de que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trum, ordene incrementar las deportaciones, por lo cual existe preocupación.
Héctor Silva, coordinador de los albergues para migrantes “Senda de Vida” comentó que actualmente en los dos albergues hay más de seis mil migrantes de países centroamericanos y sudamericanos, pero hay también de África y otros países de Europa, y la capacidad es para siete mil, por lo cual de darse las deportaciones anunciadas la disponibilidad se vería rebasada y habría dificultades para atenderles.
Aseguró que por ahora no hay familias migrantes en situación de calle y entre las diversas organizaciones gubernamentales se logra atenderles, pero la capacidad se podría ver rebasada sino se dispone de los recursos suficientes para ello.En ese sentido, comentó que uno de los problemas en la planeación para la atención es que se desconoce cuál pudiera ser el número de repatriados.
Otro problema es que Trump ha anunciado que por la frontera de México no únicamente se deportarán a los mexicanos, sino también de otros países, “lo cual pudiera convertirse en un tormenta”.
Recordó que durante la administración de Barack Obama se llegaron a deportar por la frontera de Tamaulipas 70 mil migrantes y se tuvieron problemas para su atención e incluso de salud.
Comentó muchos de los 25 mil migrantes que hay actualmente en la ciudad de Reynosa han hecho de esta ciudad su segunda casa luego de que han tenido dificultades para poder obtener una visa para ingresar al vecino país del norte, así como para retornar a sus países de origen.
En ese sentido, agregó que disponen de un registro de un número elevado de personas, familias que no calificaron para poder obtener la visa, no cumplieron con los requisitos en la aplicación CBP one.
El pastor Silva añadió que para miles de familias migrantes la situación es difícil complicada pues en sus países de origen vendieron todo, se deshicieron de lo que tenían para poder tener dinero a fin de hacer su viaje a la frontera de México con el propósito de entrar a los Estados Unidos.
“Esas familias en aquellos países ya no tienen nada entonces les es sumamente difícil poder regresar a sus países”, comentó.
Otro de los problemas que se tienen con los migrantes y sus familias es el proceso de adaptación ya que no están acostumbrados a la comida mexicana, y quieren hacer sus propias comidas lo cual es otro problema pues algunos de los ingredientes que acostumbran es difícil conseguirlos en México.